Recuerdo tus manos,
esas manos que sabían como y donde acariciar,
como hacer que mi cuerpo ardiera en llamas,
esas manos que bajo la lluvia,
recorrían cada centímetro de mi cuerpo,
iban y venían, subían y bajaban...
Recorrían mi cara,
pasaban por mi cuello,
mis hombros,
por mis pechos,
se estacionaban unos instantes en mi cintura,
mientras tus labios me besaban,
mientras mis manos,
acariciaban tus brazos, tu espalda mojada.
Continuaban su camino,
una y otra vez...
Aun siento,
como mi cuerpo quedaba capturado
entre tu pecho y la pared.
© AriaDna»