Si no soy yo quién lamerátu alma herida y escupirá tu ira sin pudor.
Quien te acariciará sin temor todo el
amor roto hecho pedazos en cristales
afilados esparcidos por el tiempo en lugares
mohosos impregnados de dolor.
Quien enjugará tus lágrimas que pasaron
de ser dulces a saladas, de plumas a piedras,
de alegres y templadas a triste, frías y pesadas.
Como aquellas noches, en las que helaban sonrisas
entre fuegos sin chispas ardiendo en las ascuas
de toneladas de palabras convertidas
en hierros candentes sin formas ni vida,
en aquellas noches y días de soledad
después de tu cobarde partida.
Si no soy yo quién besará
tu cuerpo maltrecho entre jirones de piel
manchada por manos carentes de tacto ni calor
Si no soy yo, nadie, porque no habrá nadie
en este, tu mundo, que llegase a
amarte con tanta pasión, nadie que no desayunara
tormento en las tostadas y siguiera untando
con él cada mañana la esperanza de volver
a ver tu cara, contagiada de valor.
Si no soy yo quién te prestará un pedazo de
seda para suavizar tus rugosos divagues
sin desear que llegue el día, mirarte
a los ojos, y fingir que la llama
sigue malditamente viva.
Si no soy yo quién te amará con el alma erguida.
Deshago hielo con mi cuerpo y
el dolor ya no existe ni me quema el lamento…
Ya no soy la de entonces ni la de antes,
pero seguiré siendo yo la que te amó más que nadie.
© AriaDna»




