….en mi piel chupando mi sal, bebiendo mi caliente humedad, mis muslos se abren para ti en un arrebato de deseo insaciable que me llena de ti, tu lengua en mis labios lamiendo mi deseo estremece mis gemidos que se asfixian por salir del fondo de mi garganta en un acto reflejo de placer, siento, gimo y deseo tu piel...tu calor y tu olor de hombre en mi esencia de mujer...necesito tu pasión desbordante cuando me amas enardecido por el éxtasis al oírme gemir mi orgasmo mientras tu lengua saborea la flor de mi deseo…

1.6.10

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Es una noche cálida, su manto negro deja ver algunas pequeñas luces
resplandecientes, la luna esta inmensa y llena de colorido que incluso su resplandeciente luz; traspasa por nuestra ventana, y así; refleja nuestros
cuerpos llevándonos a un éxtasis de sensaciones y emociones.


Tú...te acercas lentamente hacía mí, me abrazas por la espalda y en un
susurro suave me dices: te deseo, me empiezas a besar el cuello muy
sutilmente, tus manos empiezan acariciar mi pecho, y la inquietud en una
de tus manos empezó a bajar lentamente hacía mi sexo endurecido, sin
poder evitarlo exhale un gemido de placer.
.

Me volteo para besar tus labios que han tentado mi cuello, y nuestros
besos se hacen profundos y largos, entonces en un intercambio de
caricias nos dejamos llevar por el licor de la pasión, empiezo a despojar
tu blusa muy suavemente hasta descubrir la desnudes de tus pechos
llenas de excitación, sin esperar muerdo suavemente tus pechos por un
segundo, mi lengua empieza recorrer circularmente por tu pezón que
esta erecto de emoción, siento como te estremeces en este placer que
dejo en ti, invitándome que baje por tu vientre hasta llegar a tu sexo
mojado de deseos, toco titubeantemente tu clítoris con mi lengua hasta
llegar a penetrar la lubricidad de tu vagina, saboreando así las paredes
de tus labios vaginales que arden de lujuria y provoca en tu voz un
gemido de placer que hace temblar todo tu cuerpo inevitablemente.


Es una sensación irreverente que sentimos los dos al entrelazar nuestras
caricias, al unir nuestros sexos que claman el sabor de la miel del placer,
que se enlazan en una mezcla de amor y erotismo, donde las sábanas
dibujan la esencia de nuestros cuerpos desnudos en una poesía erótica,
y nuestras voces son la melodía de la pasión que se envuelven en un
canto orgásmico.

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Y así; sin pensar en el tiempo; acoplamos nuestros sexos deseosos por
fundirse en el fuego del amor, de conocer esos misterios que guardan
nuestra intimidad, de mezclar la lubricidad excitada de nuestros deseos.
Mientras que nuestras bocas se unen en un beso que gimen de placer, es
una ansiedad tan intensa que en cada movimiento se desprende una
dicha de excitación, es un punto muy sensible que envuelve nuestros
sexos hasta provocar la plenitud del orgasmo, que sensación tan
exquisita que abraza nuestros cuerpos al entregarse sin temores, al dejar
que la leche y miel encierre nuestros sentimientos a esta entrega de amor.





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